La temporada turística de este año en Mallorca está siendo diferente y no solo por la inseguridad que provoca la pandemia. Frente a la imagen de excesos que volvió a dar el macrobrote de estudiantes, la realidad es que la isla está concentrando hasta ahora buena parte del turismo de lujo del Mediterráneo: llegan más aviones privados que nunca, se alquilan más superyates que nunca y los hoteles de lujo están mucho más llenos que los establecimientos de turismo de borrachera de esas dos calles de Mallorca concentradas en Magaluf y la Platja de Palma.

Baleares aún se está lejos de esos 13,6 millones de turistas del 2019. De hecho, pocos quieren que se repitan unas cifras que ahogaban a la población y que provocaron conatos de turismofobia. Frente a los destinos de turismo de masas, emerge la Serra de Tramuntana, declarada hace 10 años patrimonio de la humanidad por la Unesco. Concentra algunos de esos establecimientos donde se alojan millonarios del mundo entero en busca de anonimato y sosiego. Michael Douglas lleva todo el verano en su casa de Valldemossa junto a su esposa Catherine Zeta-Jones.